miércoles, 18 de marzo de 2009

Esa noche en Gladiadores

Aviso parroquial: Este es un post de catarsis. Pocos lo van a poder entender y lo siento, pero lo necesito.


Me desconcertaste, en serio. No pensé que podíamos ser tan cordiales sin ser hipócritas al mismo tiempo. No sólo me refiero a que nos hablamos con respeto el uno al otro, que no nos agredimos con ironías o palabras mordaces. Se sintió bien hablar contigo y resolver ambos aunque sea una parte de eso que siempre tendremos pendiente, de lo que tendremos que conversar seguramente hasta que uno de los dos muera. No es que tuviera miedo, pero creía hasta hace unos días que nunca íbamos a poder conversar en serio, no la chacota acostumbrada cuando éramos amigos hace mil años o los arrumacos verbales y físicos cuando tuvimos la maldita idea de pasar la frontera -muy brevemente debido a la borrachera y estupidez de ambos- o con la seriedad de algunos “proyectos”. Fue una conversación tierna, con cariño, con feeling si se puede decir, nos contamos algunas cosas, me enseñaste algunas fotos, lindas en serio y yo te conté algunas otras, aunque mías no habían novedades que no supieras. Fue gracioso, divertido y por que no, galante que al preguntarte si tenías pareja me contestaras con esa cara pícara y coqueta que sabes bien cuando usar que no, porque me estabas esperando. Ambos nos reímos de tu ocurrencia, pero fue una risa linda, limpia y honesta. Por todo eso ahora creo.........

Creo que por fin pasamos esta vez la frontera, el límite del pleito.
Creo que nunca nos peleamos en verdad.
Creo que sólo estábamos resentidos el uno con el otro.
Creo que algún día podremos ser amigos en serio.
Creo que ya somos amigos de nuevo.
Creo que los dos hemos sido golpeados muchas veces por la vida.
Creo que nos hemos golpeado el alma con palabras el uno al otro mil veces y sólo por costumbre.
Creo que antes sólo queríamos hablar y no sabíamos como.
Creo que usábamos las palabras como armas
Creo que lo hacíamos porque no sabíamos como no herirnos.
Creo que nos golpeábamos para no perdonarnos.
Creo que nos golpeábamos porque no sabíamos como manejar la pena.
Creo que fue bueno que no nos viéramos unos años.
Creo que esta vez ya nos hemos perdonado.
Creo que ahora sí, cada uno se ha perdonado a sí mismo.
Creo que por fin, ahora, años después, somos libres.

Y por último, ahora sí puedo decir, te extrañé. Te extrañé y mucho.
Ya nos cruzaremos de nuevo algún día, y podremos decir sintiéndolo de verdad, que rico verte, ¿Cómo estás?
Gracias por perdonarme/perdonarte.
Nos vemos.

sábado, 14 de marzo de 2009

Ahora sí regresé

Mil lunas después, por lo menos ya me siento con ganas de volver a escribir. traté dos veces antes, pero no funcionaron. tal vez porque todavía estaba muy triste, no quiero echarle la culpa al tiempo.
Hace unos días una amiga habló con mi queridísimo y estimado Gatolupa (tenemos mucho cafés pendientes en starbucks con su respectiva conversación) y como que entre los dos me dieron el empujonsote que necesitaba para seguir con esta aventura. Justo ahora mientras escribo me doy cuenta de cuanto extrañaba hacerlo, que tarada, debí hacerlo antes.
Me imagino que querrán un update de TODO, la arpía, F y B, las cachorras, Congo, etc etc.
Empecemos pues con las cachorras:
Ya tienen 13. creo que cada día me divierto más con ellas. No es chochera de mamá, pero lo son lo máximo. están en toda la onda del cine, las fiestas, las reus en la casa, los amigos por millones, etc.
Son un par de maravillas mis cachorras y tal vez el que nacieran cuando yo tenía 20 años ha hecho que nos sea más fácil entendernos. no es que me alucine una teenager ni mucho menos, pero es más fácil entenderlas con 20 años de diferencia que con 30 0 35.
Están de lo más chanconas las dos, así que no me quejo, claro que tienen más vida social que yo y tampoco me quejo, pero soy el medio de transporte a todas las fiestas, idas al cine etc y encima mi casa se ha vuelto el punto de reunión, lo cual me encanta, para tenerlas siempre chequeadas, y sobre todo me encanta que todo el grupo se sienta cómodo en la casa.
Ya poco a poco les iré contando más de ellas.
Congo:
Mi viejo. Ya está con canas, más lento pero siempre amoroso. No pasa tanto tiempo como antes persiguiendo cualquier cosa con alas o cola, pero lo tengo más tiempo conmigo ahora que no se divierte tanto afuera.
F y B:
Muy bien, casados, felices con una cachorra y otro en camino.
El 'hood:
Como siempre, seguimos en contacto, no sé que hubiera hecho sin ellos. Ian está completa y absolutamente e-n-a-m-o-r-a-d-o de.......... la antítesis de la arpía. Mi irlandés favorito está feliz, pero igual de irreverente, atrevido, divertido, mete pata y conchudo, y lo que es mejor aún, ella es exactamente igual a el, lo que hace a esta pareja la terapia perfecta para las penas y curar un corazón hecho mierda como estaba el mio después de la partida de Ernesto.
La arpía:
La cosa con pelos color crush y laciado dizque japonés (claro que estoy segura que es laciado made in china con maldad en peluquería de garaje de mala muerte porque ahora si parece un escobillón Basa bamba con un aire al pájaro carpintero), 20 kilos demás y un humor del demonio sigue aterrorizando a los pobres individuos en plaza fea y alrededores, sigue intrigando, jodiéndole la vida a F, pero ya aprendió a ignorarla, aunque confieso que sigo disfrutando de este placer perverso de joderla cada vez que se puede. Soy humana, es más debo confesar, soy jodida, desde chiquita y me encanta.
Me, osea yo:
Volví a tener el corazón hecho pedazos por un largo tiempo, ni siquiera la práctica de haberlo remendado tantas veces antes me sirvió esta vez, no había uhu, goma o duct tape que sirviera. Lloré, lloré y seguí llorando mucho tiempo. Entré en estado autómata. Recogía cachorras, llevaba cachorras, conversaba, jugaba, reía, comía y todo lo demás como siempre pero con las lágrimas "para mis adentros" cuando no podían ser visibles y con las lágrimas "para mis afueras" cada vez que podía hacerlo. Me acuerdo del día que me llamó Gatolupa, a los pocos días que Ernesto se había ido y todavía no había podido llorar, había mucho que hacer, que ordenar, que planear y no podía darme el lujo de hacerlo al comienzo y luego fue como que simplemente no podía por más que quería. Una vez que colgó Gatolupa, pude hacerlo. Gracias mi querido hermano de Starbucks, en serio gracias, a mi darling linda pechocha por su mail tan lindo (estoy revisando tu blog y me hiciste llorar a moco tendido con la carta a tu hija, eres lo máximo y quien diga que no, me refiero a esos trolls que abundan por ahí reventando la paciencia, se las verá conmigo y Congo). Así que lloré largo tiempo, y fue como que todo lo acumulado salió, Ernesto, la Nonna, mi cachorro y el miedo. El miedo es un capítulo aparte, que ya iré manejando poco a poco. Tengo miedo de volver a empezar, de querer con todo y y que una vez más algo pase y todo se vaya al carajo como tantas veces antes. Mantuve y mantengo mis constantes, las cachorras y el 'hood. Pero ya hace unos meses, casi 7, empezó otra historia que será contada poco a poco. Por ahora convive con el recuerdo y la pena pero está ganando su propio espacio poco a poco. Por ahora está recogiendo de todos los rincones los pedacitos microscópicos que quedaron de mi corazón y los está juntando con paciencia, mucha paciencia mientras los va tratando de conocer y entender. Pero a veces esos pedacitos no quieren que los vean, que los conoscan, que los entiendan, se asustan pero se van doblegando. Veremos si se rinden a este paciente y comprensivo ser que se volvió a cruzar en mi camino en el momento menos esperado pero no menos deseado.
Y porque no decirlo, los extrañé a todos a morir, a Gatolupa, Darling, Schatz, Gang, Meli, Cookie, Espergesia, Javier, a todos todos los extrañé.